Aunque parece que fue ayer cuando comenzaba todo este proyecto, hay un largo camino por detrás. Por el mes de marzo 2019 comenzaban las primeras ideas sobre papel ... y casi 1 año y 7 meses después, el 1 de octubre de 2020, lo conocisteis vosotras.
Para conocer el origen de D’lujo, primero tenéis que conocer mi historia y la de mi familia. Soy la 4ª generación de una familia de joyeros. Desde pequeña he observado cómo la joyería ha ido cambiando, cómo mi familia potenciaba todos los medios que tenía para dar lo mejor. El proceso de producción de una joya no es nada fácil ni rápido, y yo me he criado con ello.
Cuando decidí contarle a mi familia que quería seguir esta tradición fue un momento decisivo, ya que sabía que comenzaba un camino de superación y evolución en una época nada fácil para el sector de la joyería. Mi objetivo era, y es, apostar por la juventud ofreciendo una calidad precio sobresaliente, transmitir con cada diseño exclusividad, tradición y elegancia. Todo ello en una joya que acompañará a quien la lleve a lo largo de su vida. Como la tradición indica, y nunca mejor dicho, pasando de generación en generación.
Mi primera pieza fue un anillo, ya que soy una apasionada de los anillos. Empecé con el que conocéis ahora como “DEEP SEA”, y no fue nada fácil, llevaba tiempo pensando en la pieza perfecta, femenina y sencilla. Tras varios cursos de diseño de joyas y horas frente al ordenador, conseguí dar con mi idea, la que tantas veces había plasmado sobre un papel y por fin llegó el momento de hacer el prototipo en 3D. No sabéis qué momento de felicidad.
Una vez conseguí expresar lo que yo quería, empezamos con la producción: molde de corcho, árbol de cera, fundición, baño, selección de piedras, pulido… una vez tuve la pieza en mis manos, no os imaginas qué sensación de satisfacción y alegría tuve ese día.
Este pequeño párrafo que acabáis de leer, para mí fueron 8 meses llenos de alegrías, llantos, frustraciones, decepciones, aprendizajes, pasos hacia delante y pasos hacia atrás. Cuando te rodeas de grandes profesionales, te das cuanta que tienes mucho que aprender, que no es únicamente una idea sobre papel que mágicamente se convierte en algo tangible.
Tras todo ese tiempo, marcado por la superación personal, aprendí que todos esos valores que había aprendido durante el proceso tenían que caracterizar a la marca.
Pero mi único camino en este proyecto no fue el diseño de joyas. El producto solo no hace una marca. Ante mí se abrieron nuevos retos a explorar como el sitio web, posicionamiento, fotografía, estudio de piedras… pero de esto hablaremos otro día. Gracias por acompañarme en esta aventura.